Allá por el año 153 a. d. C el general Quinto Fulvio Nobilior solicitó adelantar dicha fecha dos meses para poder planificar la campaña bélica para la pacificación de la Península Ibérica, con la antelación suficiente para iniciarla en primavera.
Se le concedió y el comienzo del año se adelantó oficialmente al mes de diciembre, convergiendo con el solsticio de invierno junto a la coincidencia de una luna llena que era un augurio de la buena suerte.
En la Edad Media se volvió a cambiar las fechas pero fue el Papa Gregorio XIII en 1582 fijó el calendario gregoriano que seguimos usando en la actualidad.
En resumen los españoles cambiaron el calendario debido a la guerra en nuestra Península Ibérica.
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